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Sobre este tema se han escrito una gran cantidad de artículos, estudios y libros. Se discute de este asunto tanto en pequeños grupos como en grandes eventos, por creyentes como por no creyentes. Sin duda, mucho es lo que se pudiera decir, y argumentar.
En este artículo intentamos recoger de una forma sencilla y muy breve tres puntos que consideramos dan una buena razón para confiar en la resurrección de Jesucristo, y que requerirá de cada lector un trabajo de reflexión para dar una respuesta a la misma pregunta que Jesús hizo a Marta “… ¿Crees esto?” (Juan 11:26)
1. La confiabilidad de los textos bíblicos que lo registran.
¿Existen buenas pruebas históricas para asegurar que Jesús resucitó de entre los muertos? Mucha gente piensa que la principal fuente que tenemos que atestiguar la resurrección de Jesús, la Biblia, es tan parcializada que carece de valor histórico. Pero esto es un mito. En la historiografía moderna, hay una serie de criterios que los estudiosos utilizan para evaluar la fiabilidad de una fuente antigua. El criterio de las fuentes tempranas es uno de ellos.
Recordemos que la Biblia es como una pequeña biblioteca que recoge varios libros. El libro de Marcos fue el primer Evangelio, escrito entre 30 y 40 años después de la muerte de Jesús (en los años 60 o 70 d. C.), que nos deja un registro de su vida, las experiencias de sus seguidores más cercanos y de sus opositores. Aunque para nuestras mentes modernas esto no parece muy temprano, para un documento antiguo sí que lo es. No solo disponemos de múltiples testimonios, sino que los hemos obtenido de fuentes que son, desde el punto de vista de la historiografía, asombrosamente tempranas y que nos ayudan a observar los relatos con muchas más seriedad.
2. La credibilidad de las palabras de Jesús.
Una persona del carácter de Jesús, que había probado reiteradas veces su integridad y fiabilidad, que fue capaz de hacer aquello que ninguna otra persona podía hacer, y que estuviera mintiendo en un asunto como este, sería un descrédito absoluto al mensaje y las enseñanzas que había compartido con sus discípulos y con otros tantos miles de personas. Tanto sus seguidores como sus adversarios fueron testigos de los milagros hechos por Jesús y de su muerte en la cruz. ¿Por qué dejarse apresar y no resistirse a morir de esa forma tan tortuosa, si no fuera por la seguridad de su resurrección?
Él lo anunció explícitamente “Yo soy la resurrección y la vida…” (Juan 11:25) y de manera figurativa “...Destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (Juan 2:19)
Entonces tú pensarás, pero, lo que me estás diciendo es ¡cómo Jesús lo dijo, lo tengo que creer! Nosotros podríamos decir ¡sí y no! Creemos que Jesús no mentía cuando hablaba de su resurrección, pero además cientos de personas pudieron confirmarlo, puesto que Jesús se apareció a más de quinientos. ¡Considera tal magnitud de testigos!
3. La resurrección está en el corazón del mensaje cristiano.
Sin la muerte de Cristo no hay salvación, pero tampoco hay salvación si Jesús estuviera muerto. Su resurrección, tanto como Su muerte, está en el corazón del evangelio. El mejor argumento a favor de la resurrección lo escribe el apóstol Pablo a un grupo de creyentes en Corinto
Los seguidores de Jesús no tenían ningún poder político, económico y social que influenciara a gran escala como para perpetuar una mentira de este nivel. ¿Quién se sometería al rechazo, la injuria y la persecución por mero placer?
Piénsalo detenidamente y con mucha seriedad. Te animamos a buscar con diligencia y determinación los argumentos y evidencias sobre la vida, muerte y resurrección de Jesús. Como bien dice la Escritura en Romanos 5 “Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que, cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.” Y resucitó para dar crédito de que es cierto!
Si deseas conversar sobre este o cualquier otro pensamiento que tengas sobre Jesús y la Biblia, escríbenos, que estaremos más que contentos de hablar contigo.