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Cuando uno piensa en invitaciones, suele pensar en lo obvio: ir a un paseo, salir de fiesta, asistir una boda, o simplemente a tomar un café. Suele ser un evento momentáneo con amigos o familia. Después del evento, el día a día sigue y vivimos pensando en el próximo gran suceso. A diferencia de las invitaciones cotidianas, la invitación de Jesús no es para nada momentánea ni pasajera. Su invitación de “Sígueme” es una invitación a un encuentro que nunca se acaba y que transforma vidas. Pero tú dirás ¿“sígueme” a qué?
Jesús mismo dijo:
“Venid a mí todos vosotros que estáis cansados y agobiados, y yo os daré descanso.”
“¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba!”
“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”
“Venid, seguidme, y os haré pescadores de hombres.”
“¡Sígueme!”
Jesucristo invita al que está agobiado a un descanso.
Jesucristo invita al que está sediento a saciarse en Él.
Jesucristo invita al que está extraviado, confundido, y vacío a un vínculo de plenitud con Él.
Jesucristo invita al que está errante a un propósito.
Jesucristo invita a cada persona a dejar su pecado y a seguirle a Él.
Todos estamos siguiendo algo o a alguien. Tú ¿qué sigues?
Jesús te invita a conocerle, y esta es la invitación más valiosa que vas a recibir en tu vida.
Escríbenos para conversar sobre esta preciosa invitación.