(2:30min)
Tanto tú como yo buscamos algo que nos llene de verdad. En ocasiones, intentamos encontrar satisfacción en el éxito, en las posesiones o en el reconocimiento de los demás. Pero ¿alguna vez has sentido que nada de eso es suficiente? ¿Qué, por el contrario, la sensación de vacío crece cada vez más? Me parece que es el gran asunto que nos coloca a todos en la misma balanza de la insatisfacción.
Jesús nos ofrece algo distinto, algo que es imposible conseguir en otro lugar. Él dijo: "Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás" (Juan 6:35). Por medio de esta metáfora, Jesús hace una afirmación que trasciende lo temporal y apunta hacia lo eterno.
El pan es un alimento que todos conocemos y sabemos lo que hace: alimenta nuestro cuerpo. Aquí en Galicia, la tradición del pan es algo especial. Desde la empanada gallega hasta el pan de Cea, sabemos que el pan representa algo más que un alimento; es parte de la vida diaria, un símbolo de comunidad y sustento. De la misma manera, Jesús se presenta a sí mismo como el pan que descendió del cielo. Y esto no es lo único que afirma, también asegura que los que se alimentan de él no morirán, sino que vivirán eternamente; esto es algo que el pan terrenal no puede hacer.
El pecado ocasionó tanto la muerte física como la muerte espiritual. Lo que Jesús afirma ser es lo único que puede solucionar este gran problema. Él tiene la capacidad de evitar que tu alma quede separada de Dios y tiene la capacidad de darte vida eterna. Si la muerte es quedar separado, la vida es estar unido. El alma humana es unida a Dios, por medio de Cristo, y esto es vida eterna, una calidad de vida que es propia de Dios.
Cuando Jesús dice YO SOY EL PAN DE VIDA, está diciendo que es el único pan con la capacidad de saciar todas las necesidades propias de tu alma y cuando te vayas de la tierra, esa plenitud de vida será completa.
Tal vez nunca te has planteado acercarte a Jesús, pero sabes que tu alma carece de alimento espiritual, ¿puedes visualizar esa maravillosa invitación cuando te dice: "Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre? Si no te estás alimentando de Él, este es el momento, ven a Él y descansa en esa gloriosa afirmación.
Dios te bendiga grandemente.